Mensaje Pastoral en el mes de la Diversidad Sexual



Hermanas y hermanos, amigas y amigos:

"La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes” (2Co. 13,14).

Constatamos a lo largo y ancho de nuestra América Latina la práctica de diversas expresiones de religiosidad, prueba de ello es la presencia de diferentes tradiciones religiosas. Algunas de ellas se caracterizan por incluir a las personas GLTTB, otras lo fueron haciendo con el paso del tiempo, pero algunas aún en la actualidad continúan discriminándolas y excluyéndolas.

Las personas GLTBQ, como parte de este mosaico religioso de la sociedad latinoamericana, también desarrollan su espiritualidad y religiosidad, en unos casos siendo incluidas, en otros siendo discriminadas, producto de la construcción de una sociedad patriarcal, machista y homofóbica, que se refleja en nuestras tradiciones religiosas.

En la Iglesia Antigua – Diversidad Cristiana, presente en varios países de nuestra América Latina, aunque en pequeñas expresiones comunitarias:

-          sentimos la necesidad de pedir perdón por tantos siglos de discriminación, culpabilización y exclusión hacia la personas GLTBQ, por parte de quienes se denominan cristianas y cristianos, con el convencimiento que no hay nada más lejos del mensaje inclusivo y liberador de Jesús de Nazaret que juzgar y condenar a las y los semejantes (Lc.6,36-38);

-          sabemos que durante esos siglos, lecturas fundamentalistas de la Biblia han creado una brecha entre las personas GLTBQ y el conjunto de la sociedad, promoviendo conductas violentas, que hieren la dignidad y vulneran los derechos de las personas GLTTB; pero eso, es sólo una interpretación errónea; la Biblia es la memoria y el testimonio de un pueblo formado por personas diversas, que experimentaron en su vida personal y colectiva, el amor entrañable de un Ser Indecible, Amoroso y Maternal que invita a la humanidad a su Fiesta y a su Mesa (Mt. 22,1-10) sin hacer diferencia entre las personas (Hch. 10,1-34); 

-          reconocemos el esfuerzo que han hecho y continúan haciendo las personas GLTBQ, en cuanto colectivo, para reivindicar sus derechos y su dignidad, por eso, exhortamos a todas las personas que forman parte de nuestra iglesia a ponemos al servicio de este colectivo, en todos los territorios donde estamos 55 presentes, ofreciendo lo único que tenemos (Hch. 3,4): el mensaje inclusivo y liberador de Jesús de Nazaret, que supo respetar e incluir a personas diferentes (Mt. 9,10), que lo único que condenó fue la injusticia y soberbia de la clase política y religiosa de su tiempo (Mt. 16,1-4); 

-          sabemos que el mensaje de Jesús de Nazaret no es sólo palabras sino fundamentalmente acciones (Mt. 25,34-41), por eso emprendemos este desafío pastoral dirigido a las personas GLTBQ. Entendemos que necesariamente, esta pastoral debe de ser liberadora e inclusiva, ecuménica e interreligiosa, donde todas las personas tengan su lugar y puedan experimentar y desarrollar su espiritualidad.

No desarrollamos esta pastoral hacia las personas GLTTB por su orientación sexual o sus prácticas sexuales. Eso no tendría ningún sentido. Entendemos que su orientación sexual es una parte constitutiva de su ser; así como hay personas altas y bajas, delgadas y obesas, rubias y castañas, también las hay heterosexuales, bisexuales, gays, lesbianas, trans y queer.

Desarrollamos esta pastoral, por la situación de vulnerabilidad en que son colocadas por la sociedad, una situación donde su dignidad y sus derechos están en riesgo permanente, por la discriminación y exclusión a que se ven sometidas. Esta situación es la que da sentido y fundamento a nuestra Pastoral GLTTB.

Las enseñanzas de Jesús de Nazaret, recibidas a través de los Evangelios, nada dicen en contra de las personas gays, lesbianas, trans, bisexuales y queer, ni de las prácticas sexuales con personas del mismo sexo: el Jesús histórico no condenó a las personas GLTBQ, ni sus prácticas sexuales.

Las enseñanzas que nos traen los escritos evangélicos sobre los "delitos sexuales" no se refieren a las personas GLTBQ, ni a sus prácticas sexuales (Lc. 7,36-50; Jn. 8,1-11), sino a personas heterosexuales y prácticas heterosexuales abusivas, y por lo tanto injustas: el Jesús histórico condenó la injusticia, la discriminación y la exclusión.

En la literatura paulina es donde encontramos, aparentemente, condenas tanto a las prácticas homoeróticas como lesboeróticas. Pero luego de un estudio serio y responsable de las Escrituras, sabemos que Pablo nada dice en Rom. 1,26-27 sobre el amor o las relaciones sexuales realizadas con libertad y respeto, entre personas adultas del mismo sexo y que, estas condenas son producto de lecturas fundamentalistas, patriarcales y homofóbicas, que algunas  corrientes cristianas hacen de la carta de Pablo a las comunidades cristianas en Roma: Pablo condenó la idolatría. Si Pablo hubiera condenado a las personas por su orientación o su práctica sexual se habría alejado del mensaje inclusivo de Jesús de Nazaret.

Por lo tanto, desde esta pastoral pretendemos actualizar y reafirmar el mensaje contenedor, sanador, liberador e inclusivo de Jesús de Nazaret, para la humanidad del siglo XXI, en el contexto latinoamericano, donde la inmensa mayoría de las personas GLTBQ son discriminadas, perseguidas y excluidas de la vida eclesial y también social de forma abusiva, generando injusticias.

Montevideo, 3 de setiembre del 2016.
+Julio, Obispo de la Iglesia Antigua – Diversidad Cristiana
En el mes de la Diversidad Sexual.

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