5º Domingo del Tiempo de Dios para todos los pueblos


Mc 1,29-39


El relato que se nos presenta hoy es un verdadero escándalo religioso si lo leemos en su contexto, presentando a un Jesús que relativiza las normas religiosas cuando está de por medio la dignidad y los derechos de las personas. Pero seguramente, en muchos lugares hoy se predicará sobre los milagros maravillosos, curó a la suegra de Pedro y curó muchos enfermos. Predicar esto es una verdadera irresponsabilidad pastoral. Igual que un médico que receta aspirinas a una persona que sufre  peritonitis.






1.     El texto en su contexto:

El relato de Mc 1,29-39 es continuación del relato de 1,21-28. Era sábado, día dedicado especialmente y únicamente al Señor, que iniciaba con la caída del sol del viernes y finalizaba con la caída del sol del sábado, especialmente regulado por el sistema religioso (Ex 20,8-11; 31,12-17; Lv 23,3; Dt 5,12-14). Día en que estaba prohibido realizar cualquier actividad y sanar era una actividad. La actividad sanadora de Jesús en sábado ha sido cuestionada por el sistema religioso pero Jesús dejó claramente establecida su posición al respecto (Mt. 12,1-8) y relativizó la norma religiosa en reiteradas oportunidades (Mt 12,9-14; Lc 13,10-17; 14,1-6; Jn 5,9-18; 7,21-24; 9,13-16). Jesús acababa de liberar del mal a un hombre en la sinagoga y eso ya había producido revuelo (1,21-28).

Marcos continúa en su relato, dando cuenta de otra violación de Jesús al mandamiento de guardar el sábado, al devolver la salud a la suegra de Pedro, esto sucede antes de la caída del sol; sin embargo la situación es aún más escandalosa, Jesús permite que la mujer una vez sanada se ponga a servirles (1,29-31) algo ciertamente totalmente prohibido.

Finalizado el sábado, es decir, a la caída del sol ya comenzaba el día siguiente, por lo tanto, la gente observante espera a que eso suceda para llevar a las personas enfermas a Jesús (1,32) y otras personas fueron a escuchar y ver (1,33) pudiendo caminar más de lo que estaba previsto por la ley en sábado. Jesús continúa su actividad sanadora según el relato (1,34) prohibiendo que se le identificara con los títulos de Hijo de Dios o Mesías (Mc 1,44; 3,11-12; 5,43; 7,36; 8,30; 9,9) estableciéndose lo que los estudiosos llaman el “secreto mesiánico”. Fue en la relación íntima con su comunidad discipular que Jesús fue manifestando su misión como Mesías enviado de Dios, pero mostrando un mesianismo muy diferente a la expectativa popular de “mesías sacerdote” o “mesías rey”; Él les enseñaba que el Mesías iba a ser rechazado, sufriría y lo matarían los poderosos religiosos y políticos (Mc 8,31; 9,31; 10,32-34). Jesús hará pública su misión como Mesías muy poco antes de ser condenado a muerte por las autoridades religiosas y políticas (Mc 14,61-62).

Entonces, el mensaje del texto de hoy no tiene que ver con las “curaciones milagrosas” y el “poder de Jesús” sino con su escandalosa posición respecto a la tradición religiosa, con su lucha contra toda expresión del mal que oprime y somete a las personas, con el intento de no ser identificado con un mesías sacerdotal o real.


1.2.         El texto en nuestro contexto:

Jesús, Maestro y Señor (Jn 13,13-14) perdónanos porque te traicionamos manipulando tu mensaje y haciendo lo contrario a lo que tú querías.

La Iglesia, en sus distintas denominaciones, con más o menos énfasis ha reforzado el dogmatismo, el fundamentalismo, el ritualismo. Las personas, luego de haber sido liberadas, sanadas e incluidas por Jesús, han sido oprimidas, culpabilizadas y desafiliadas por las iglesias cristianas en nombre de Jesús. Y así, en dos mil años de cristianismo hemos generado víctimas del cristianismo, personas discriminadas y excluidas en nombre del Evangelio de Jesucristo porque no se ajustaban a la ley de la tradición judía, entonces, personas: mujeres, trabajadoras sexuales, madres solteras, divorciadas, gays, lesbianas, trans, discapacitadas, portadoras de vih, con uso problemático de drogas … y todas aquellas que no entran en la estantería de “natural” y “normal” quedaron marcadas para siempre como “pecadoras”, “endemoniadas”, “genta de mala fama”, siendo expulsadas de los espacios sagrados.

La Iglesia Antigua – Diversidad Cristiana, en un esfuerzo permanente y desafiante por ser fiel al Evangelio de Jesucristo les anuncia una Buena Noticia a esas personas: “Jesús se cagó en el sistema religioso”. Jesús vino a restaurar la dignidad humana y los derechos humanos vulnerados por el sistema religioso y político (Lc 5,32), el apóstol Pedro, sobre quien se edifica la Iglesia según algunas tradiciones (Mt 16,18) nos enseña que “Dios no hace diferencia entre las personas” (Hch 10,34) admitiendo hasta quienes rechaza el sistema religioso en su Iglesia. Los cuatro evangelios dan vastísimo testimonio de liberaciones, sanaciones e inclusiones a personas que no se les pregunta qué hicieron o qué no hicieron, simplemente se restaura se dignidad humana porque fueron vulneradas por quienes tenían la responsabilidad y la misión de continuar la obra de Jesús.

Y ciertamente, toda noticia que es buena para las víctimas es mala para los victimarios porque desafía sus “verdades” y su “poder”. Jesús no quiso ser reconocido como Sacerdote o Pontífice, por lo tanto, asociar a esa imagen del Señor cualquier ministerio eclesial es un error grave, asociado al poder temporal y no al Evangelio de Jesucristo. Jesús no quiso ser reconocido como Rey, por lo tanto, asociar ese título a la figura y persona del Maestro y del Señor (Jn 13,13-14) es un error que podríamos asociarlo a la idolatría ya que se pretende rendir culto a alguien que no es Jesús y que Jesús no quiso ser (Mt 20,17-28).

Nos encontramos al final de este tiempo litúrgico que hemos llamado: “tiempo de Dios para todos los pueblos”. Dios que quiso hablarnos por medio de Jesús (Heb 1,1-2) nos urge en este relato evangélico a retomar la obra mesiánica, poniendo a las personas en el centro de toda actividad religiosa. Con esta consigna evangélica me despido hasta la próxima semana.

Bendiciones
+Julio Vallarino
Obispo de la IADC

Comentarios

Entradas populares