Aportes para un tiempo de Renovación - semana 1
Marcos
1,9-15:
Por
aquellos días, Jesús salió de Nazaret, que está en la región de Galilea, y Juan
lo bautizó en el Jordán. En el momento de salir del agua, Jesús vio que el
cielo se abría y que el Espíritu bajaba sobre él como una paloma. Y se oyó una
voz del cielo, que decía: “Tú eres mi Hijo amado, a quien he elegido.”
Después
de esto, el Espíritu llevó a Jesús al desierto. Allí estuvo cuarenta días,
viviendo entre las fieras y siendo puesto a prueba por Satanás; y los ángeles
le servían.
Después
que metieron a Juan en la cárcel, Jesús fue a Galilea a anunciar las buenas
noticias de parte de Dios. Decía: “Ya se cumplió el plazo señalado, y el reino
de Dios está cerca. Vuélvanse a Dios y acepten con fe sus buenas noticias” (versión: Dios Habla Hoy - La Biblia de
Estudio, Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas, 1998).
1. El texto en su contexto:
Jesús salió de su casa
y de su aldea para dirigirse a donde estaba Juan bautizando, en el río Jordán. Luego de ser
bautizado, Jesús tiene una experiencia de fe en la que descubre o recibe su
vocación profética. El cielo se había cerrado hacía muchos años y ya no había
profetas en Israel que hablaran de parte de Dios, actuando como la conciencia
moral del pueblo. Jesús experimenta que el cielo se abre, es decir, Dios vuelve
a dirigirse a su pueblo y que el Espíritu desciende, el Espíritu que conducía e
inspiraba a los profetas (versículos 9-10). El escritor sagrado continúa
narrando la teofanía, que hasta el momento era una experiencia personal,
narrando ahora una experiencia colectiva “se oyó una voz del cielo”. Esa voz
señala a Jesús como el elegido (versículo 11). Tanto la filiación como la
elección no son extrañas en la historia bíblica (Génesis 22,2; Salmo 2,7;
Isaías 42,1) y las primeras comunidades cristianas descubrieron en estos textos
la elección mesiánica (Mateo 12,18; 17,5; Marcos 9,7; Lucas 9,35; 2 Pedro
1,17).
Luego de esta teofanía,
Jesús se dirige al desierto donde permanece cuarenta días (Deuteronomio 8,2-4)
haciendo alusión a la historia de Moisés y del pueblo de Israel (Éxodo 24,18;
34,28; Números 14,33-34; 32,13; 1 Reyes 19,8). Un tiempo donde pensó y se
pensó. Un tiempo de discernimiento, de búsqueda y encuentro, de enfrentarse a
sí mismo y sus intereses para superarlos e identificar el llamado de Dios
(versículos 12-13).
En los dos versículos
siguientes, el escritor sagrado resume la predicación de Jesús, luego que
Herodes Antipas apresara a Juan (cf Mateo 4,12; Marcos 6,17-18); una
predicación que parte del encuentro profundo con Dios, centrada en el anuncio
del Reinado de Dios que necesariamente tiene como contraparte la escucha y
transformación humana (versículos 14-15).
2. El texto en nuestro contexto:
El bautismo hace de
nosotros y nosotras, hijos e hijas de Dios, discípulos y discípulas de
Jesucristo. Como tales, somos conducidos a una búsqueda de la voluntad de Dios
en nuestras vidas, para encontrar el sentido profundo de nuestra existencia.
Eso significa el desierto en nuestra experiencia de fe. Buscar la voluntad de
Dios en medio de nuestras realidades cotidianas: familia, trabajo, estudio,
ciudad …
En esa experiencia de
búsqueda cotidiana enfrentamos muchos desafíos que podrían separarnos del
sentido profundo de nuestra existencia: el individualismo, el materialismo, el
consumismo, la intolerancia … Si dejamos de pensar y de pensarnos perdemos el
rumbo, nos perdemos en la búsqueda, nos satisfacemos con irrelevancias,
abandonando lo que es verdaderamente relevante: el encuentro con Dios en
nuestro interior, el encuentro con Dios en el otro u otra, el encuentro con
Dios en la naturaleza. Únicamente este encuentro con Dios en las tres
dimensiones es capaz de dar sentido a nuestra existencia. Únicamente a partir
de este encuentro con Dios en las tres dimensiones nos humanizamos y nos
dignificamos.
Una vez humanizados y
dignificados, humanizadas y dignificadas, somos capaces de descubrir el
proyecto de Dios para la humanidad, que es buena noticia para todos y todas sin
excepción, que es proximidad y encuentro humano - divino, que es transformación
de la realidad humana: sanación, liberación, inclusión.
Frase
Jesús fue a Galilea a
anunciar las buenas noticias de parte de Dios.
Oración:
Dios, Madre y Padre que
nos amas entrañablemente en Jesucristo, te pedimos fidelidad a las promesas
bautismales; apertura a la búsqueda y el discernimiento; coherencia en nuestra
como personas cristianas para que en este tiempo nos renovemos y contribuyamos
en la renovación de la Iglesia y de la sociedad. Amén.
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